jueves, 23 de junio de 2011


Era una tarde como cualquier otra en mi casa. Sí, ahí en mi casa. A la loma del orto, depende desde qué punto usted esté leyendo esto.
Bueno, me llama mi vieja y me dice que escucha ruidos de gatitos bebé que vienen desde la casa de la vecina.

STOP.
Días anteriores mi mamá me contó, que le contó la vecina que su gata se había escapado con sus dos crías. Y mi madre, sospechaba que esos gatitos, junto a la mamá estaban viviendo en el techo de la parrilla porque había visto a la gata rondar esos sectores.

La cosa es que fuimos a escuchar y definitivamente era ruidos de gatito bebé (como si no lo reconociera) entonces, fui hasta la casa de la vecina y le pedí que se fijara si había un gatito ahí. Fuimos, y efectivamente había un gatito, que resultó ser gatita. La traje hasta casa, la puse calientita y obviamente me senté con ella sobre mí y a jugarle.
Más tarde, esa misma noche, la llevé a la casa de la vecina (dueña de la mamá de la gatita) y le contamos que la habíamos encontrado, estaba feliz la señora. "Señoras felices porque le encuentran a sus gatos" pero me dijo que ya estaba grande para cuidar más gatitos y si no le hacíamos el favor de llevárselo a la sobrina que vivía a una cuadra. Fuimos hasta donde dijo la señora y ella se quedó con la gatita.

Nosotras con mi vieja, dábamos por perdido que esté el otro gatito del cual la señora hablaba porque no se escuchó nunca.

Hoy llego del colegio. Y mi viejo me dice "cuidado cuando abras la puerta" y yo... mínimamente me imaginaba qué pasaba. Y cuando entré, mi vieja me dice encontramos a la hermanita.
Y ahí estaba corriendo por todo mi cuarto. Bastante más jodona que su hermana.

Y bueno.
Me dediqué a aprovechar que tenía un gatito y sabía que a la noche tenía que volver a su casa. Así que le saqué muchas fotos y dormí con ella.