lunes, 26 de septiembre de 2011



El sábado entró un ratón en casa.
Fue gracioso, no para aquellos que les tienen miedo, claro; pero fue terrible cómo entró desde afuera, atravesó a todos los que estábamos sentados y se metió dentro de un mueble. Aunque es el colmo que con una casa donde hay cuatro gatos hayan ratones. Aún así entró uno.
Obviamente la única idea que se nos ocurrió fue encerrar a mi gata dentro del mueble, pero el ratón se ve que se dio cuenta y no salía, hasta que mi querido padre sacó unos cajones y el ratón saltó y se fue corriendo para el jardín, como si estuviera en su casa.
 Adiós amigo roedor.