viernes, 23 de septiembre de 2011



Sinceramente, debo admitir que mis sueños cada vez tienen menos sentido. O no sé si menos sentido, pero que están mezclados, seguro. En serio, me asustan; parecen un cuento de Borges, ya voy a empezar a hablar de los laberintos.
No sé como ordenarlos, pero recuerdo que estaba en mi casa, y que me había comprado la cámara que tanto deseo; estaba mi abuela también y me pedía que le sacara la foto para el documento, cuando se la voy a sacar, me doy cuenta que es un cuadro y por eso cuando sacaba, se veía el reflejo del flash... O estaba hablando con un cuadro de mi abuela... o mi abuela se convirtió en cuadro, aún no entiendo. Después... de la nada y sin darme cuenta aparecí en la nieve, estaba con mi vieja tirada en la misma y cerca de nosotras aparece un tigre de bengala, el cual era cariñoso y lo acariciábamos cual gatito; después aparece una niña de mierda, y le empieza a pegar en la nariz, y el tigre ya se estaba poniendo molesto. De la nada aparece la abuela de la niña de mierda y le dice que siga... y yo le digo que no siga, porque si el tigre la llegaba a morder era él el que iba a tener problemas y lo iban a matar.

- ¡Y, que se muera! - Me dice la abuela.
- ¿Por qué no te morís vos, vieja de mierda?
Y ahí la vieja se lleva a su nieta y yo me quedo acariciando al tigre.

Fin del sueño.