domingo, 8 de marzo de 2015


Bueno, algún momento iban a pasar cosas geniales en mi vida y las iba a venir a contar acá. Pero como nada es totalmente positivo, primero voy a contar el bajonazo: Cuando volví de vacaciones me tuve que desayunar que mi local cerró y por ende me había quedado sin trabajo por tiempo casi indeterminado. Mi primera impresión fue de una inocente felicidad porque por fin iba a tener tiempo para hacer todas las cosas que no podía hacer mientras trabajaba. Todo veía bien hasta que me di cuenta que para hacer las cosas quiero necesito plata, porque en este mundo capitalista, de otra forma no se puede. Tenía tiempo, ganas, pero no plata. Siempre tan simpática la vida.
Bueno, pasaron las semanas y la situación se complicaba, quería irme de viaje, a recitales, comprar cerveza artesanal, peluches y diversas adicciones más.
Necesitaba un trabajo, claro estaba y no me quedó otra que hacer mi CV casi viral en todas las empresas, alguna iba a quererme ¿Necesitan cirujano con experiencia? Yo dejaba el CV, uno nunca sabe. Con mucho esfuerzo y dedicación, me saqué una foto, me oscurecí el pelo y borré el piercing; era hermosa, súper presentable era el plan perfecto, así todos me iban a amar. Pero ningún plan es perfecto, el viernes recibí un mail de una empresa que solicitaba una entrevista laboral porque les había interesado mi CV. Yo cuando leí eso casi me muero, pensé que nunca me iban a llamar y que todas esas páginas eran un gran mentira ¡Pero no! Les respondí con mucha emoción que iba a ir a la hora prevista y todo quedó arreglado para mi entrevista se lleve a cabo de la mejor manera. Pero como siempre, hay un problema.
Me fui a dormir, contenta y algo nerviosa, aún sabiendo que faltaban dos días, cuando de pronto me pongo a pensar... ¿Con qué cara me voy a presentar a esa entrevista? ¿Con el pelo violeta? ¿Con el piercing? Me van a echar antes de que me contraten después de verme. Pero bueno, tengo mis técnicas de persuasión o de aceptación, para cualquiera de las dos estoy preparada. De lo que sí estoy segura, es que si es un trabajo que realmente vale perder el color de mi pelo, voy a tener que teñirlo, con mucho dolor. (Pero ¡Dinero!) Y claramente que me aseguren el puesto.
En fin. Sacando el tema del pelo, estoy contenta y ojalá que pueda ser un buen acuerdo de trabajo, el que me permita seguir estudiando y que no me deje sin ganas de vivir.

¡Deséenme suerte!