sábado, 23 de enero de 2016

Bueno, creo que la imagen resume todo de lo que va a hablar esta publicación.
No conté mucho al respecto, pero bueno. Hace unos días atrás mi vieja calló a casa con una perrita de 2 meses con sarna y desnutrición. Se la había encontrado en el Club al que va y no pudo ignorarla así que trajo a casa para recuperara y luego darla en adopción a una familia que le diera la vida que realmente merece.
Arya le pusimos, por lo luchadora.
Estaba sucia, con la piel toda infectada, casi sin pelo y a penas se podía mover, pero por suerte comía por su cuenta. Hicieron falta sólo dos días para notar los cambios de dicha cachorrita que pasó e estar todo el día durmiendo a llorar por las noches para que le hagamos mimitos. La verdad que tenía un buen pronóstico porque había mejorado bastante.
Una mañana nos dimos cuenta que empezó a tener diarreas muy frecuentes y que no se veía para nada bien así que la llevamos al veterinario, éste nos dio la triste noticia de que la pequeña tenía Parvovirus y que realmente estaba bastante jugada  ya que no tenía defensas y también estaba lidiando con la sarna y la desnutrición. Obviamente la hicimos el tratamiento correspondiente pero no veíamos mejoras.
A la mañana siguiente nos encontramos con lo inevitable, Arya había muerto.
Ese día hubo silencio en casa, estábamos todos muy desilusionados y doloridos por la pérdida. Siempre adoptamos animales y los recuperamos, es la primera vez que unos se nos va de esta manera. Nunca había visto a un cachorro sin vida y créanme que es una de las peores cosas que vi.
Pero bueno, lo único que me hace sentir mejor es que al menos pasó sus últimos días con mucho cariño, una cama donde dormir y comida siempre. No estaba destinada a tener una vida muy larga pero conoció el calor humano, de ese que muy pocas veces se encuentra hacia los animales pero sí está presente.

Sé que estás en el paraíso canino.
Me voy a quedar con las ganas de jugar con vos, pero sé lo haremos algún día.