lunes, 25 de septiembre de 2017

Es realmente triste darme cuenta que casi sin querer, todo lo que había avanzado conmigo misma se tira para atrás por una simple idea. No sé si pueda explicar mucho lo que siento a veces pero de la nada vuelve ese viejo sentimiento de odiarme con fuerzas de pies a cabeza, esa sensación de no ser nadie, de no ser lo que quiero y lo peor de todo es no hacer absolutamente nada para cambiarlo. El sentirme reemplazable, horrible, insuficiente, tener esa necesidad de compararme con los demás y salir perdiendo; esos y desames males que vienen a mi cabeza de vez en cuando de forma casi espontánea.
Tengo ganas de sentarme en un bosque por horas, perderme; olvidarme de todos, que todos me olviden y preguntarme a mí misma qué me hizo perder total autoconfianza y eventualmente esa confianza hacia los demás. Por qué me odio, por qué creo que todos son mejores que yo y que todas las cosas que me salen bien en mi vida son pura  y exclusivamente por suerte y no por mis propios méritos, por qué "disfruto" lastimarme, por qué me encanta ver cosas que sé que me van a lastimar, no parar hasta sentir ese dolor de estómago y de alguna formar sentir una satisfacción porque logré mi cometido ¿Sentirme mal nuevamente? Sí, tristemente, sí. Así es como funciono por más masoquista y boicoteador que suene ese tipo de acciones desata un sinfín de lágrimas y angustia. Y como viene fácil ese pensamiento, lo lógico sería que se fuera fácil, pero realmente...  no. Tardo en expulsar esa toxicidad de mi ser  y si algo ocurre en ese ínterin posiblemente me quede así por un largo rato.

Hacía mucho que no me sentía de esta manera, no culpo a nadie como antes solía hacer. Sé que soy culpable. Soy la única culpable de toda la mierda que tengo adentro, culpable por odiarme tanto y bueno, esas mierdas ya mencionadas anteriormente.

Ya estoy mejor. Quizás necesitaba un poco de depresión en mi vida ¿No es así como funciona? ¿No? Ups, bueno. Adiós.