domingo, 5 de septiembre de 2010

En una habitación vacía.


Había una habitación cuadrada, blanca, sin ventanas, con una luz cegante en el centro del lugar. Entra un hombre, toma una sábana y se la pone en la cabeza. Toma un pan, se sube a la mesa y comienza a hablar.

Señores, señoras, estamos hoy reunidos.

¡Buenos días señora heladera! Me alegra que haya venido siendo ya tan tarde.
¿Qué? ¿Es mi antiguo triciclo lo que me está saludando? Hace tanto tiempo... discúlpame por lo mal que te traté la última vez, pero realmente me lastimé untándote.
¡Una cama! Hace mucho que no duermo en una cama con resortes. Ahora sólo duermo en esta mierda, dura, sin vida.
¿Es eso una persona? ¿Personas? ¿No estaban esos seres ya extintos hace ya varios años? Wow, creo que estoy cara a cara a una realidad.

Ya es tarde. Ya es tarde para tomar las pastillas, es mejor que la planta que tengo aquí a mi lado deje de pensar tanto y pueda dormir. Toma verde amiga.

Adiós amigos de la infancia.
A tí cama que estás aquí abajo.

Y a Jesús que está ahí.