miércoles, 24 de julio de 2019

Hace tres semanas que desapareció Liz, mi gata. Hice todo lo que estaba en mis posibilidades para poder encontrarla, la busqué por donde podría estar y también donde me parecía imposible, pero no tuve suerte. Los días pasan y Liz sigue sin aparecer; no quiero perder las esperanzas pero estoy empezando a mentalizarme que quizás no la voy a ver nunca más y me duele horrores pensar eso, la realidad es que nunca me había desaparecido una mascota después de más de 10 años de tenerla conmigo.
 Por otro lado, les tengo que contar un poco de la historia de esta gata. Ella apareció en El Pato años atrás en el patio de unos amigos de mis padres, el dueño de la casa le comentó a mi papá que parecía ser cachorra y que intentaron agarrarla ellos pero tenían una gata muy hija de putx y no la aceptó y se vivían peleando. A mis viejos les dio lástima, pero ya teníamos tres gatos en casa.
 Un día fueron a comer a esa casa y la conocieron, vieron como era y se la trajeron (No fueron difíciles de convencer, ella es experta en eso). Nunca voy a olvidar el día que llegó a casa, volvía del colegio y entré corriendo a preguntarle a mi mamá donde estaba "ahí" me dice, estaba acostada en el sillón como si hubiese sido de ella desde siempre. Y esa actitud la mantuvo siempre. Yo quería un bebé y cuando la vi era claramente adulta, pero no me p
uedo quejar de ella, ella no era bebé pero... en su panza tenía cinco. Sí, estaba embarazada.
Contada la historia anterior me puse a pensar varias cosas, primero es que quizás a ella también la estaba buscando una familia y yo la traje hasta Quilmes sin posibilidades de que pueda volver a su casa quizás fuimos nosotros los que "nos robamos" a la gata, fuimos los que caímos en sus encantos pero bueno, pensar en que quizás está en una casa donde le están dando mucho amor es el mejor de los panoramas. Ella es viva, muy inteligente, sé que no se quedaría en un lugar donde no la está pasando bien pero bueno, la incertidumbre es terrible y es lo peor de todo esto.
A esta altura sólo espero que esté bien. Sana y lo que más deseo es que aparezca, me encararía estar volviendo a casa y de pronto cruzarmela o recibir un mensaje de mi vieja con la foto de ella en casa de nuevo.

lunes, 8 de julio de 2019

Anoche soñé que estaba en mi casa, en mi cuarto nada fuera de lo común; sólo que cuando veo por la ventana estaba mi querido Misho, gordo como en sus mejores épocas. Cuando lo veo me lo tomo con calma y sólo me asombro como si hubiese desaparecido sólo por un par de horas. Saco la mano por la ventana y lo acaricio normalmente. Él estaba súper cariñoso como siempre. Después llamo a mi vieja para que lo vea... y cuando viene le digo emocionada "mirá quién está" y mi vieja me voltea a ver extrañada, "Misho, volvió", le digo y ella me dice que no ve nada y se va a la otra habitación, yo me vuelvo a asomar por la ventana y efectivamente no estaba. Pero en vez de salir a buscarlo, o preocuparme o no sé, ir a un psiquiatra respiré hondo y entendí que sólo fue una visita, o al menos así lo tomé tanto en el sueño como cuando desperté.
Es increíble pero desde que Misho murió cada tanto sueño con él. Ya no estoy tan angustiada todo el tiempo aunque obvio que tengo que admitir que de vez en cuando lo extraño horrores. Pero me di cuenta que como fueron cambiando mis sentimientos o más bien la forma que me fui tomando su partida, también cambiaron mis sueños. Antes eran más orientados en salir a buscarlo, o a atraparlo y sentía la desesperación pero ahora no. Estoy mas tranquila, más en paz con todo lo ocurrido; como el sueño que acabo de contar. Si bien desapareció en el momento que quise enseñarlo, lo tomé con suma calma y cuando desperté mi yo consiente estaba igual