viernes, 5 de agosto de 2011

El jueves a la noche, no tuvimos mejor idea que salir al centro de Quilmes y volver con una terrible paja existencial al colegio al siguiente día. No está demás decir que así mismo fue, dormí como tres horas de clases y no toqué una hoja en todo el día; es más tuve lección re religión y no pregunten cómo hice, pero aprobamos.
No estoy acá para hablar de mis NO ganas de vivir que tenía cuando llegué al colegio sin haber dormido. Sino vengo a comentar que no sé si se nota, no sé si sabrán pero odio con todo mi ser la cumbia, reggetón y géneros digamos que similares. No sólo por el el hecho que soy un pedazo de hierro bailando, porque no sé, porque no me sale, porque no me gusta. Sino que DETESTO esa música, y no me puedo sentir bien bailándola porque mi cerebro no me lo permite. Obviamente, mi cuerpo tampoco.
  En fin: en el Bar, pasaron, claramente; toda la noche eso salvo algún que otro tema conocido del momento, de Black Eyed Peas y parecidos. Esos temas sí los disfruté porque me agradan más y me siento mas cómoda llevando el "ritmo" de la canción (no tengo un buen concepto de ritmo, no piensen que esas canciones sí las bailé bien porque tampoco) pero después termine y empieza los Wachiturros y otras asquerosidades de la "música" de hoy en día. Wachiturros gente... quería matar a alguien en ese momento.
A todo esto... mi preocupación es Bariloche. Con lo anti de esos lugares que soy, bancarme tanto tiempo con esa música constante, va a ser horrible para mí, horrible.

Suerte que tengo amigos que me hacen ver lo divertido de esos sitios.