sábado, 21 de marzo de 2015


Bueno, acá van las buenas noticias de mi blog, para aquellos que decían que yo era demasiado bajonera, no loco, no, pasan cosas buenas en mi vida ¡Lo juro!
Como sabrán, es común en mí encontrarme gatitos, cuidarlos y luego buscarles un hogar para esas criaturitas. Lily, una gatita blanca y negra, no fue un caso distinto, si bien su historia fue una de las más feas con las que traté.
En un principio me dijeron que fue rescatada de una verdulería en la cual la maltrataban, pero hace pocos días me enteré que es todo aún más cruel. 
Resulta que mis vecinas de la esquina estaban yendo al colegio y ven que pasa un auto y tira una bolsa a la calle. La gente de la verdulería se acerca a ver qué es el sospechoso paquete y resulta que es Lily, ahí, asustada y con la naricita sangrando, a ellos nos les importó la vida del animal así que simplemente la sacaron de la verdulería y Lily quedó afuera asustada. Mis vecinas, al ver todo ese movimiento, agarran a Lily la cual era muy agresiva y se la fueron a dejar a su abuela, que es una fanática felina como yo. 
La señora, es un amor con los animales pero al verla tan mal y tan pequeña me dijo a mi si podía ayudarla con la recuperación y a buscarle una casa porque ella ya tiene otros gatos y no podía quedársela. (Son 4 oficiales de ella, y le da de comer a medio barrio felino). 
Obviamente fuimos a buscarla, el primer día no la encontramos, y eso que estaba a dentro de la casa, era imposible, pero eramos tres personas recorriendo la casa sin saber dónde podía llegar a estar; nos dimos por vencidas y a la noche viene mi vecina con Lily en brazos, diciendo que apareció recién a la noche. 
Cuando la vi, estaba temblando, con la mitad de la cara golpeada (Por la caída, claro) y con un ojito cerrado de la infección; además de la desnutrición y la suciedad, claramente.  
Nunca vi tanto miedo en un animal tan cachorro. No se dejaba tocar, y cuando lo hacíamos nos quería rasguñar. No le gustaba estar cerca de la gente, y cuando nos acercábamos ya sea para darle de comer o lo que sea, se le erizaba el pelo y nos quería atacar. No tuvo una muy buena impresión con los humanos y honestamente, no la culpo por eso. 
Nos tomó una semana que ella confiara en nosotros, de a poco se animó a dormir cerca nuestro o a comer sin importarle si estábamos ahí. No fue fácil, en un momento pensé que nunca iba a tomar confianza, pero por suerte se dio cuenta que no todos somos una mierda en este mundo. Después de una semana y media Lily era otro animal, dormía la siesta conmigo y si me veía sentada en el sillón venía enseguida a jugar o a dormir sobre mis piernas. Era increíble el cambio, ya tenía la cara bien, sólo le faltaba crecer un poco de pelo cerca de la naricita y pero su ojito estaba como nuevo. Ya estaba lista para ir a una nueva casa que le hiciera olvidar de ese pasado horrible.
Por suerte, una chica de Barracas andaba buscando una gatita y Lily era perfecta para ellos. Cuando llegué estaba toda la familia esperando su llegada, la hija me contaba que le iba a mostrar la casa y que iba a jugar con ella y sus juguetes, volví contenta, Lily tenía familia.
Oficialmente, puedo decir que es otro gatito salvado en mi lista. 

Espero el día de mañana nunca más hacerlo, que todos tengan la conciencia de castrar a sus mascotas y si no, hacerse cargo de las crías. Pero como sé que al mundo le falta mucho para llegar a eso, acá estoy yo para hacer un aporte. No voy a cambiar al mundo, pero sí el mundo del animal salvado. 

[Por cierto ¿Saben por qué le puse Lily?] Si alguien vio Mama, la película, se acordará de las dos niñas. Una se llama Victoria, y la más chica y salvaje, Lily. ¡No miento, la pequeña monocromática era terrible cuando vino!]