lunes, 11 de abril de 2016

Bueno.
Hola de nuevo ¿No? ¿Pensaron que no iba a escribir más? Oh no, not me.
Para no perder con la costumbre, vamos a empezar con las malas noticias.
Hace un mes atrás, nos avisan desde Honduras que mi abuelo estaba muy enfermo, se le habían juntado todas las enfermedades e infecciones habidas y por haber.
Generalmente, no son muy dramáticos respecto a esos temas ya que no quieren que nos preocupemos pero esta vez sí estaba heavy la cosa, así que fueron bastante honestos y le dijeron a mi vieja que los médicos estaban preocupados y que era mejor que vaya. Por dicha noticia, mis viejos se van allá para estar haciéndole el aguante a él y a toda mi familia.
Bueno, yo me quedé sola con mi hermano y mi primo que me vino a hacer el aguante y sólo esperábamos noticias; las cuales no eran muy buenas. Durante todo el período, recibíamos noticias de que estaba mejor y a la noche siguiente de que todo se fue al demonio y que estuvo a punto de morir, así de abismático todo. Después decían que se recuperó y al rato que no le podían controlar la infección; era claro que estaba súper inestable.
Una noche, salgo con unas amigas y en medio de la madrugada, yo estaba meta vino y porquería cuando me llega un mensaje de mi vieja diciendo que mi abuelo estaba muy delicado, para que mi vieja me dijera eso era que realmente estaba mal porque siempre prefirió dibujarme la situación. Así de la nada con esa noticia me baja de un hondazo y todo se me vino abajo.  Me quedé con un nudo en la garganta toda la noche y tratando de despejarme, pero me era imposible. Lo logré, me calmé y le pedí a mi vieja que por favor siguiéramos hablando al día siguiente cuando ya estuviese en mi casa.
A la mañana siguiente, me desperté temprano y me fui en tren hasta Quilmes, el viaje se me hizo eterno y creo que lo fue. Yo seguía aún sin noticias e imaginando lo peor.
Cuando llegué, fue lo primero que le pregunté a mi primo, si tenía noticias y me dijo que lo único que sabía es que seguía grave. Fue un alivio porque la idea de no estar en mi casa si él moría me destruía por dentro.
Al día siguiente, mi tía llamó con noticias. Noticias que no esperaba de ninguna manera. ¡Nos estaba diciendo que mi abuelo estaba MUCHO mejor! Y no sólo eso, sino que la infección había cesado y que si todo salía bien después de que curara la hemorragia, en pocos días le iban a dar el alta.
¿Y saben que? Ya está en casa. Ya está peleando con mi abuela de nuevo, ya es él de nuevo.

Hoy en día lo aprecio mucho más, por lo fuerte que fue, por haberse bancado ocho transfusiones de sangre, por haber luchado como un campeón sabiendo que tenía todas en su contra.

Tengo que agradecer a todos los que me hicieron el aguante, no lo hablé mucho porque soy bastante reservada pero ahora que está todo bien se lo quiero contar a todo el mundo.

Hoy en día puedo decir que tengo más abuelo para rato