miércoles, 2 de noviembre de 2011


Hoy cuando estaba yendo al colegio vi un hermoso murciélago en la vereda. No estaba muerto, y al parecer no estaba herido ni nada por el estilo. Estaba moviéndose lo más tranquilo de la vida. Era muy pequeño creo que no medía más de 6 centímetros.
Obviamente que pensé seriamente en agarrarlo y llevármelo para mi casa, pero había varios factores en mi cabeza que me decían que no lo haga.
1. Si el muchacho murciélago llegaba a morderme, tenía que darme por lo menos 10 vacunas contra la rabia, ya que son portadores de la misma.
2. Tengo gatos. Liz, la siamesa, principalmente y la verdad que me sentiría muy culpable si por mi culpa de tratar de ayudarlo arruino su vida y termina siendo asesinado por mi gata.

Así que antes de hacer algún movimiento que perjudique su vida, o la mía dejé que siguiera su destino. Le saqué una foto, pero el celular no me deja subirla. Pronto la verán.

Ojalá que tengas una buena vida, murcielaguito, alegraste mi mañana y me hiciste feliz.