miércoles, 19 de junio de 2019


No recuerdo si esta es la primer publicación del año. Creo que sí y eso que tuve muchísimo que contar pero la realidad es que no tenía ganas de escribir las mismas depresiones de siempre y después de la muerte de Misho sentí que si no escribí eso, nada lo merecía. Pero también me di cuenta que era mejor guardarme ese dolor para mi.
En fin, estamos a casi mitad de año y lo que siento es que este año está siendo sólo de puente ¿Qué quiero decir? Que este año es sólo un camino, toda una odisea está siendo, literalmente tengo días en los que me quiero morir. Todo para llegar al 2020 de la mejor manera posible. Venía siendo todo bastante monótono, bastante una mierda realmente, pero la realidad es que la última semana el destino me pegó una cachetada que estaba necesitando y me enderezó en mis decisiones y mi futuro no muy lejano. Todavía no voy a decir nada porque soy una desconfiada de mierda y aprendí a no contar mis sueños y fracasar en silencio (Sí, negativa siempre) Pero no, esta vez no es tan así, no lo cuento por una cuestión burocrática (Kédise).
No estoy en modo clásico negativo ¿Pueden creerlo? Yo no. Pero bueno, lo que me viene sirviendo este año es a darme cuenta que es medio al pedo ser negativa... y a veces ser positiva también, siento que estoy a merced del destino, donde me lleve y me haga feliz ahí iré. Me gusta este recorrido después de todo. Me arruina y saca lo peor de mí pero me encanta. Qué bipolar del orto, hace unas oraciones atrás estaba diciendo que la pasaba mal pero bueno no es tan así. Déjemne. Basta.