martes, 29 de octubre de 2019
Sé que hace poco estaba muy tranquila y pacífica hablando de la felicidad y de que nadie es enteramente feliz, que estaba todo bien con ese hecho pero hoy más que nunca lo puedo probar (Y sufrir, claro está)
Para ponerlos en órbita hoy es Lunes 28/10 y en el día de ayer Argentina eligió nuevo presidente. (Spoiler Alert: Banco mucho el resultado). Se termina el Domingo turbulento lleno de drama y ansiedad y como no podía ser de otra manera llega el Lunes donde las ganas de morir invaden mi cuerpo sumado a las pocas horas de sueño (ínfimas) y la humedad de 80% que tranquilamente podrían ser 120% pero sacando eso el día laboral no iba a ser un asco. Esta vez el trabajo no era el problema principal, el ambiente post elecciones era alentador, o sea que tampoco podía culpar demasiado al país y mi tren llegó a horario, que no es poco. Entonces ¿Qué salió mal esta vez? ¿Qué me detonó? Creo que yo misma, y por sobre todas las cosas el exceso de discusiones las cuales no puedo controlar jamás y que de alguna manera muy masoquista termino hiriéndome a mi misma, culpándome de todos los males y como no termino ahí, porque nunca es demasiado self-hate me empecé a sentir mal conmigo misma en otros sentidos y en todos los sentidos que pueden existir, es increíble cómo el mal estar emocional me influye directamente en el bienestar corporal, enseguida me afecta directo al estómago y el dolor corporal PERO TAMBIÉN me siento horrible y no me dan ganas de hacer nada más que pasar por un espejo, verme y odiar/me aún más. Mi problema en general, en la vida misma es que una vez que algo sale mal o la estoy pasando mal es como si buscara cosas para hundirme más (Para aprovechar la depresión)
Pero cuando estoy mal, del orto, tengo la necesidad de expulsar todos mis males internos y no me importa demasiado si tengo que estar una semana pasándola mal, es hasta que no tengo más nada que destilar. Eso trae grandes efectos secundarios a mi y a mi entorno porque no muchos aguantan mi acidez verbal. En fin, si me ven, no me hablen. Gracias.